Víctima de abusos cargó contra “su diablo durante 20 años” y denunció su “revictimización” en la justicia
M. G. criticó la actuación de la fiscalía de Reconquista. “Todos los integrantes del Poder Judicial deberían tener perspectiva de género”, reclamó. Fue durante una audiencia de juicio abreviado donde fue condenado a un tío suyo por delitos contra su integridad sexual.
En una de las salas de la Oficina de Gestión Judicial de Reconquista se firmó en la mañana del miércoles el acuerdo para condenar a Marcelo “Leche” Galaz a la pena de 7 años de prisión efectiva, más una indemnización de 6 millones de pesos, en el marco de un juicio abreviado al que arribaron las partes.
En el que se considera un caso emblemático del norte santafesino por sus incidentes, dilaciones y denuncias, el exempleado de la Municipalidad de Avellaneda admitió la autoría de los hechos en perjuicio de M. G., su sobrina, caratulados como abuso gravemente ultrajante, agravado por haber sido cometido contra una menor de 18 años, aprovechando la situación de convivencia preexistente con la misma y siendo el autor el encargado de la guarda y cuidado de la menor, reiterado en un número indeterminado de veces, todo en concurso real con el delito de abuso sexual con acceso carnal. Más promoción de la corrupción de menores.
La condena será dictada una vez que la “multa altruista” haya sido abonada por en favor de la víctima, que en la audiencia presidida por el juez Santiago Banegas, con la presencia del fiscal Sebastián Marichal, más los abogados querellante y defensor, leyó una carta a modo de reflexión y descargo de lo vivido durante el proceso penal.
«Maltrato»
“Muchísimas gracias por la oportunidad de poder expresarme. La verdad es que durante todos estos años para mí fue tan doloroso el silencio como los hechos en sí. Sabía, lógicamente, que hoy iba a estar nerviosa, ansiosa, así que decidí escribir para hacerlo más claro y concierto posible”, dijo, en el comienzo.
M. G. contextualizó que “en principio me gustaría comenzar haciendo un breve resumen de cómo llegamos hasta acá con la esperanza de que la justicia tenga capacidad autocrítica y ninguna otra víctima sufra la revictimización que yo sufrí a manos del fiscal Aldo Gerosa y su equipo”. Dijo que fue un “maltrato” que en su momento informó tanto al fiscal general como al fiscal jurisdiccional, esperando que tomen las medidas correspondientes.
“Porque considero que estamos en el año 2023 y hay cosas que ya no podemos tolerar”, asentó, y tras citar la Ley Micaela sostuvo que “todos los integrantes del Poder Judicial deberían tener perspectiva de género”.
A esta revictimización contó haberla sufrido cuando “la prensa muchas veces se enteraba cosas del proceso antes que yo. Literalmente, todavía no entiendo cómo se filtran este tipo de cosas del Poder Judicial y nadie hace nada. Para mí fue muy fuerte enterarme de lo que iba pasando con mi causa por los medios de comunicación”.
Daño
Luego, apuntó contra su abusador: “¿Cómo llamarte? Marcelo, tío, abusador. Tantas personalidades en una misma persona. Mi diablo personal más de dos décadas. Ruego a Dios que esta sea la última vez que te vea y literalmente podría estar horas y horas echándote en cara todo el daño que me hiciste. Mucho más del que podés llegar a imaginarte”.
“O preguntarte por qué, ¿qué te hice para que me odiaras tanto?, ¿cómo pudiste lastimarme de esa manera? Pero la realidad es que esto no me llevaría a nada, porque no hay respuesta que valga frente a un hecho tan atroz como un abuso”, razonó en vos alta, para expresar a continuación: “Lo que sí quiero decirte es que ya no te odio y no me arruinaste la vida. Sí, teñiste de tristeza gran parte de mi niñez, mi adolescencia y el inicio de mi vida adulta, pero hasta ahí, basta, Hasta acá llegaste, hasta acá te dejo llegar. El resto de mi vida es mía, sólo mía”.
Odio y sanación
Y respecto al odio, mencionó que “durante años tuve un deseo recurrente, emboscarte de sorpresa, voltearte y dejarte tirado en el piso, sangrando, sufriendo, porque eso fue exactamente lo que vos hiciste conmigo. Como un buen cobarde me tomaste desprevenida cuando era una niña sin herramientas ni recursos para defenderme, me destrozaste y me dejaste tirada en un charco de sangre”.
Pero, entonces algo pasó, no sé cómo ni en qué momento, puede estar la terapia, el paso del tiempo o Dios, pero “ya no te odio, no quiero lastimarte, porque soy consciente de que el hecho de que vos sufras no va a mitigar mi dolor. Comencé a sanar el día que solté el odio para concentrarme en mí, y por eso voy a perdonarte. Hoy no, hoy todavía no puedo, pero voy a trabajar para hacerlo porque me lo merezco. Merezco una vida en libertad y armonía, porque el abuso no me define a mí. El abuso te define, te definió y siempre te va a definir a vos, Marcelo”, culminó.