Cámara de Senadores y Diputados de Santa Fe: dos actores para un escenario cambiante
En la unanimidad con que se renovaron los mandatos de Pablo Farías (PS) como presidente de la Cámara de Diputados y de Rubén Pirola (PJ-Nes) como presidente provisional del Senado es posible encontrar los acuerdos internos de los dos grandes frentes electorales de 2023.
Por Luis Rodrigo
La renovación de las autoridades de ambas Cámaras, en el último año de su actual composición, refleja en el Poder Legislativo lo que sucede en en terreno político partidario en Santa Fe con la constitución de frentes electorales.
Primero Diputados el miércoles 19 y el Senado luego el jueves 20 votaron los cargos electivos que completan sus mesas directivas. En ambos cuerpos deliberativos se volvió a confiar en las mismas figuras políticas, lo que resulta un elemento más del entendimiento puertas adentro del partido de gobierno y, fuera de este, en un amplio abanico opositor.
Así como Diputados tiene una clara mayoría opositora, en el Senado mandan los peronistas que cuentan con 12 de las 19 bancas. En el primer caso, porque junto al ex gobernador Miguel Lifschitz (1955-2021) ingresaron otros 27 diputados provinciale; en el segundo, porque la mayor parte de sus miembros ya lo han sido por varios períodos y -en cierta medida- con gestión y boleta única han logrado cierta independencia de los armados provinciales. En 2019, 16 de todos los senadores provinciales ya sabía de qué se trataba representar a su departamento, varios desde hace más de un mandato.
Debe recordarse que a mediados de 2021, tras la prematura muerte por Covid del entonces presidente de Diputados, el ingeniero Lifschitz, y sobre todo con vistas a 2022 hubo abundantes rumores sobre rupturas entre radicales y socialistas que podrían desencadenar que Pablo Farías no fuera otra vez el titular de la Cámara. Esas especulaciones se sucedieron tras aquel fatídico hecho que también fue un hecho político.
La mayoría de los dirigentes del PS, tras el desembarco completo de la UCR en Juntos por el Cambio, se aceptó también la muerte del Frente Progresista, Cívico y Social y que para no quedar «a la intemperie» había que formar filas y competir en las Paso, incluso con el Pro de Mauricio Macri. Y dicho sea de paso, para el macrismo tampoco habrá sido sencillo el proceso digestivo de formar un frente de frentes, ahora bautizado oficialmente «Unidos para Cambiar Santa Fe». Allí hay tanta gente que habla bien del Estado como otra que lo aborrece y si no fuera porque es un eslogan que ya usó el PJ el año pasado le caería bien aquello de la «Unidad en la diversidad».
El peronismo en tanto tiene en el Senado santafesino una situación que también ha dado por terminadas las divisiones anteriores. Todavía no hay un interbloque formal que articule a los tres bloques, pero de hecho funciona como si lo existiera.
El mapa del PJ en la Cámara alta muestra que hay 6 senadores del Nuevo Espacio Santafesino encabezados por Armando Traferri (San Lorenzo) en el que esta vez cada uno de sus integrantes parece que atenderá solo su propia realidad territorial para renovar mandatos. En ese archipiélago, en poco tiempo se enfrentarán con la alternativa de fuego de emigrar al perottismo o enfrentarlo en las Paso. Por otra parte, los otros 6 que formaban Lealtad, que preside Alcides Calvo (Castellanos) ahora son 5, porque tiene su propio bloque Miguel Rabbia (Rosario), quien buscará respaldar lo que haga su antecesor, el senador nacional Marcelo Lewandowski que todavía no se sabe si irá a competir por la intendencia más importante del mapa de la bota o directamente por la Provincia. El desgajamiento en Lealtad ocurrió luego de un encuentro entre el ex periodista deportivo y el jefe de la Casa Gris. Perotti apostará a encaberzar la lista de diputados provinciales y a que crezca en las encuestas el diputado nacional Roberto Mirabella para sucederlo. El resto del escenario del justicialismo tiene a Leonardo Busatto (ahora fortalecido con la chance de que sea Agustín Rossi un presidenciable) y a Marco Cleri ya lanzados a esa carrera.
Desde que el ex ministro de Seguridad y ex jefe del Organismo de Investigaciones del MPA no está en el escenario político provincial, los vínculos entre los senadores de distintas corrientes del peronismo mejoraron. Tienen lo que querían: línea directa con la Casa Gris.
En 2019, en su sesión preparatoria (la que acaba de celebrarse para votar autoridades) la Cámara alta santafesina mostró fuertes divisiones, hasta por el reparto de las comisiones dentro del peronismo. Lo mismo sucedió 2020 y en 2021 hubo incluso abstenciones que si bien no son votos en contra causaron cierto malestar. Todo cambió en 2022 y 2023 porque el Ejecutivo decidió hacer las pasees.
Marcas en la boleta única
Hasta allí lo conocido, lo previsble. Los actores políticos partidarios que garantizan la institucionalidad y la gobernabilidad. Sin embargo cualquier actor político provinical en la Argentina está sometido a lo que suceda en el escenario nacional que, por inestable y por el fracaso económico, está sujeto a la posibliidad de cambios abruptos, incluso impredecibles. ¿Quién iba a creer que hoy el dólar estaría a más de $ 440 cuando al asumir Alberto Fernández estaba a $ 45? El tercer actor provincial, si aparece, lo hará sobre el epílogo del proceso electoral, en las urnas. Con marcas impensadas en la boleta única.
Para unos y otros, ese peligro es como un fantasma. Por ahora las encuestas lo identifican como «el candidato que apoye a Milei» o «el que proponga el partido de Milei» y quien esta seman le haya echado un ojo al cierre de la presentación de partidos políticos y alianzas en el Chaco verá que allí aparecen novísimos partidos anotados como «La Libertad Avanza» o «Libertarios». Y se trata de una provincia donde siempre fue fuerte el autonomismo realmente liberal. También, que en elecciones historicamente caracterizadas por seguir lógicas provinciales en Neuquén y Río Negro (y esta vez no fue la excepción) aparecieron con un apetitoso 10%, casi sin esfuerzo, los apoyos a quienes fueron con el sello del economistas de agravios y gritos fáciles, porte de enfant’ terrible, cabellos rebeldes e ideas en contrario.
Debe tenerse en cuenta que es probable que el votante a Javier Milei, por definición un desencantado con «la casta», no sea precisamente un lector atento de la actividad política. Habrá en los nombres de las agrupaciones políticas a presentar el 7 de mayo una cacería de patos sentados (como dirían los publicistas norteamericanos de los ’70 sobre las audiencias televisivas) de quienes definan su voto con la boleta única en la mano para apoyar a cualquiera que no pareza de la política tradicional. Y más si se cree estar votando por Milei, aunque así no lo sea. Ya ha sucedido en Santa Fe que llegó al cuarto obscuro un ARI que no era de Lilita Carrió y se denominó Ahora Reales Ideas.
Las Paso del 16 de julio ordenarán el escenario, incluso en ese cono de sombras que se identifica con la antipolítica y un conservadurismo disfrazado de liberalismo. Habrá que ver si como en 2019 y sobre todo en 2015 de las primarias sale también un tercero en discordia.