Opinión
Debate presidencial: Nada fuera del libreto
El primero de los dos debates entre los cinco candidatos a presidente que competirán en las elecciones presidenciales del próximo 22 de octubre no expuso nada distinto a lo que venían diciendo y mostrando en la campaña, cada uno con un libreto previamente establecido, coacheados para no salirse de los límites, mantuvieron las formas salvo en un par de frases hechas que también estuvieron previamente establecidas como la de "más que un león sos un gatito del poder económico de Bregman a Milei.
Si hubiera sido un partido de fútbol podríamos decir que salieron a buscar el punto, cuidando en primer término el propio arco.
Aunque más interesante que en ediciones anteriores ya que por ejemplo permitió, con límites, el cruce entre los candidatos, los tiempos que tienen cada uno para expresarse no es el suficiente para explicar cuales son las medidas que van a implementar en determinadas áreas de una eventual gestión y por eso terminan perdiéndose en generalidades matizadas con sucesos de coyuntura mencionados al pasar como las vacaciones de Insaurralde en España con Sofia Clerici, el pedido de perdón al Papa por parte de Massa a Milei o promesas del tipo "fuegos de artificio" como la de Milei de que en el caso de ser electo, y si los argentinos se lo permiten, convertir a Argentina en Alemania en 20 años y estados Unidos en 35 años
¿Puede un candidato a presidente explicar en dos minutos como va a hacer para combatir la inflación? No, imposible. De todas maneras, el tema economía, sin dudas el que encabeza las preocupaciones de los argentinos, dejó una de las pocas coincidencias del debate que fue la necesidad de terminar con el déficit fiscal y una de las pocas propuestas que se hicieron que fue la creación de una imprecisa moneda digital argentina por parte de Sergio Massa, que además prometió una ley de blanqueo amplia (otra más) y aseguró que va a meter preso a evasores y fugadores.
Todos reforzaron sus mensajes de campaña durante el debate, aunque algunos más confusamente que otro. Bregman apuntó contra el FMI y criticó con solidez al sistema desde la izquierda, Massa trató de hablarle a todos, apuntó a los jóvenes, pidió disculpas por los errores del gobierno que lastimaron a la gente y culpó de la inflación al FMI, Bullrich enfatizó algo confuso sus consignas de orden y cambio al tiempo que ratificó a Melconian como ministro de Economía, Schiaretti solo habló de Córdoba con alguna referencia al interior y Milei insistió con la casta, los políticos delincuentes, prometió "exterminar" la inflación y dijo una de las pocas expresiones "distintas" del debate cuando se le escapó el fallido "es imposible crecer sin inflación".
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Poco y nada se habló de cuestiones que importan para el interior y el único que toco el tema fue Juan Schiaretti que, con una mirada cordobacentrista, planteó la desigual distribución de los subsidios entre las provincias y el AMBA, la poca mirada federal de los últimos gobiernos argentinos y sugirió la necesidad de discutir una nueva distribución de los recursos. Solo en las conclusiones algunos candidatos se comprometieron a gobernar teniendo en cuenta el resto del país, no todos, claramente forzado por los dichos del primer mandatario cordobés.
Además de la economía, el debate de ayer trató de dos temas sobre los que los candidatos discutieron menos que fueron educación y derechos humanos. En el primero de los casos repitieron las consignas de campaña respecto a la importancia de la educación pública, tema que está fuera de discusión en Argentina, y Milei intentó una explicación sobre su propuesta de los "vouchers educativos" para subsidiar la demanda y no la oferta, pero fue interrumpido por la falta de tiempo. Aquí otra vez la cuestión del federalismo: ignoraron que la educación hasta la universidad es un área de las provincias y se fueron en promesas respecto a cuanto hay que aumentar el presupuesto nacional para el área, una discusión histórica que en cada campaña vuelve al centro de la discusión pública.
Sobre el tema derechos humanos, propuesto por la gente en una votación abierta y que nunca había sido tratado en los debates presidenciales, Milei insistió con que lo que ocurrió en los 70 fue una guerra, puso en un pie de igualdad a militares y militantes de las organizaciones armadas que combatieron en esa década y volvió a expresar con énfasis su rechazo "el curro de los derechos humanos". Milei fue el único que nombró en el debate a su vicepresidenta, Victoria Villarruel, la que se ocupará, dijo, de los temas de seguridad y defensa. El resto sostuvo sus posiciones históricas respecto a la necesidad de Memoria, verdad y justicia para lo actuado por las fuerzas de seguridad.
Lo que viene ahora es la disputa por el "rebote digital" del debate que, los expertos en debates presidenciales consideran tan importante como el debate en sí, esto es la disputa en con memes, fotos y recortes de las expresiones hechas para tratar de ganar la mayor parte de la opinión pública en las redes sociales. También servirá para administrar las expectativas por el próximo debate que se realizará el domingo que viene donde, seguramente a partir de las mediciones sobre las repercusiones del que se realizó ayer, fijarán una nueva estrategia y saldrán a buscar la diferencia que les permita despegarse en una elección donde entre el primero y el tercero hay menos de tres puntos.