En Estados Unidos
Ex jefe de la policía de Honduras se declaró culpable de narcotráfico
Admitió su culpabilidad en un cargo de conspiración para importar cocaína. El ex presidente del país enfrenta delitos similares.
Un ex jefe de la Policía hondureña se declaró culpable de un cargo de narcotráfico en Estados Unidos, apenas unos días antes del juicio del ex presidente del país, Juan Orlando Hernández, por delitos similares.
Juan Carlos Bonilla, conocido como "El Tigre", admitió su culpabilidad por conspiración para importar cocaína en una audiencia realizada el martes pasado.
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Anteriormente, había proclamado su inocencia y estaba programado para ser juzgado junto a Hernández en un tribunal federal de Manhattan a partir del 12 de febrero. Sin embargo, Hernández será enjuiciado en solitario.
Los fiscales afirmaron que el acusado ordenó a la policía permitir el paso de cargamentos de cocaína a través de controles sin inspeccionarlos ni confiscarlos a cambio de sobornos durante su mandato como jefe de la fuerza policial de Honduras entre 2012 y 2013, bajo la presidencia de Porfirio Lobo (2010-2014).
De esta manera, enfrenta una sentencia mínima obligatoria de 10 años de prisión, programada para el 25 de junio. Fue extraditado a Estados Unidos en 2022.
Mientras tanto, Hernández, quien se declaró inocente de aceptar sobornos de cárteles durante su mandato presidencial de 2014 a 2022, estuvo detenido en el Centro de Detención Metropolitano de Brooklyn durante casi dos años, luego de ser extraditado tres meses después de dejar el cargo.
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Otro acusado, Mauricio Hernández, primo del ex presidente hondureño, se declaró culpable el viernes pasado de conspiración para importar cocaína.
Aunque era considerado un aliado de Estados Unidos en temas como el narcotráfico y la inmigración, el Departamento de Justicia estadounidense lo acusa de dirigir Honduras como un "narcoestado" y de recibir sobornos del líder encarcelado del cártel de Sinaloa, Joaquín "El Chapo" Guzmán.
Hernández argumentó que los traficantes buscan desprestigiarlo para vengarse de sus medidas contra el narcotráfico y para reducir sus propias condenas.