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La “Biblio” inaugura el año de presentaciones con “Viajes”, de Jordi Altamirano
El joven filósofo y escritor de Reconquista presenta su primer trabajo publicado. La cita es para este viernes 16 de febrero, a partir de las 19:00, en la Biblioteca Popular Manuel Obligado.
La presentación de un libro es siempre un motivo de celebración: para un espacio, una ciudad, la cultura en general. Y más cuando viene de la mano de jóvenes talentos que se animan a dar el gran paso de publicar, aunque sea de manera discreta, artesanal.
La Biblioteca Popular Manuel Obligado vuelve entonces a vestirse de fiesta para presentar, inaugurando el 2024 de presentaciones, el libro “Viajes” de Jordi Altamirano, un prolífico estudiante de filosofía que viene dando que hablar hace unos años en el circuito cultural independiente de la ciudad y la región.
“Hay una parte del mundo que pareciera tener un velo que la cubre, por sagrada, tal vez. Aquello que se puede mostrar, pero no decir. Percibimos que algo nos pide salir y no le podemos poner nombre”, supo introducir Jordi en una de sus tantas charlas de filosofía y rondas de mate ofrecidas en ese mundillo particular de los espacios independientes. “Una de estas grandes zonas de nuestra vida es el amor. Otra, el arte: esa sensación de que por las venas y los nervios deja su perfume algo parecido a la belleza y que parece que no hay forma de explicarlo más que trayendo al otro a nuestro cuerpo”, se justifica de antemano, quizás, por esa necesidad de decir y el tenaz berretín de querer hacer de lo suyo algo público.
Quizás por eso accedió también tan pronto y gentilmente a la requisitoria de Norte24 para esta entrevista exclusiva.
-La palabra “viajes” puede tener varias acepciones... ¿Cuál es la más literal en este caso y cuál podría ser la metáfora que mejor le cuadra?
-Las acepciones más generales que aplican al libro son dos: por un lado, la literal de un viaje propiamente dicho, o sea, moverse de un lugar a otro y el transcurso de ese movimiento, lo que pasa en el medio de esas dos quietudes y el paisaje que acompaña. Capaz todo relato sea un viaje en ese sentido. La otra acepción es más de la jerga, lo que significamos cuando decimos “me comí un viaje” o “me pegué un viaje”, que creo que una forma de desplegar ese significado sería “atravesar una situación rara” o “tener una experiencia espiritual”, aunque dicho así capaz parezca mucho.
-En algunos casos, las historias vividas tardan mucho tiempo en aflorar y muchas veces también tardan mucho en convertirse en un texto literario... ¿Ocurrió eso mismo con "Viajes"?
-En principio, sí. No sé cuánto sería mucho, pero este libro, este conjunto de textos en particular es la última antología de un proceso de cinco o seis años de escribir, armar un conjunto, escribir cosas que me parecen mejores, desechar lo anterior y así. En ese proceso, la vida en sí, digamos, mi vida en sí y las situaciones que fui atravesando calculo que habrán influido simbólicamente, que me habrán dado ideas o figuras. No pretendí al menos que fueran un reflejo o representación de cosas vividas por mí, pero resulta difícil, sino imposible, concebir la obra fuera de la situación o contexto de la que emerge. Lo que decía antes de que estuve cinco o seis años escribiendo y reescribiendo tal vez tiene que ver con que también estaba aprendiendo a crear una obra literaria, un relato, los procedimientos estéticos. Ahora calculo que la próxima obra va a salir más rápido, aunque haya mucho todavía por aprender
-¿Dónde te llevaron -o trajeron- estos viajes y a dónde debería (o te gustaría) llevar a los lectores?
-Todavía estoy en el viaje de los “Viajes”. La publicación del libro, quiero decir de paso, vino de la mano de mi amiga Sofía Mosetto, que los encuadernó e hizo la tapa, llevó los textos de meros textos a libro, y a mi amigo Facundo Fernández, el Fena, que tuvo la idea antes que yo. El hecho de tenerlo en “físico”, de hacerlo público en general y no meramente elegir quién me lee pasándoles furtivamente un documento por WhatsApp, desencadenó otra forma de reconocimiento, me hizo ver que hay gente que banca y que le gusta genuinamente lo que hago. Aparecen felicitaciones, presentaciones, esta nota y cosas así, frutos que yo no preví cuando dije “bueno, voy a hacer esto”. ¿A dónde me gustaría llevar a quienes lo leen? A donde están, pero de otra forma. La mayoría de los cuentos, sino todos, están ubicados acá en el norte de la provincia o en Santa Fe, que son mis lugares, por decirlo de alguna manera, y me gustaría que los lectores y las lectoras se prendan de eso y vean de otra forma lo que vemos siempre. Sería bueno o bello, al menos, añadir mística, belleza a nuestros ríos, nuestros montes, nuestras ciudades y pueblos. Ojalá también alguno o alguna se vea en los cuentos, de alguna forma u otra.
-Al escribir, ¿determinas en este caso o en todos los casos un "lector modelo", como lo enuncia Umberto Eco?
-Si no me equivoco Eco dice en esa obra que el lector modelo siempre está, aunque sea implícitamente. Pasé por un proceso de despegarme del estilo que se suele tener cuando se empieza a escribir, que es copiado o impostado y por lo general de otro tiempo y otro lugar del que uno no es y en el que no vive. En algún momento creo que llegué a algo parecido a un estilo propio, que conlleva escribir en nuestra lengua particular, con las cosas nuestras. En ese sentido, el lector modelo es por un lado una persona adolescente, joven o adulta de mi región o de Santa Fe, no necesariamente instruida en los términos de la Academia o la intelligentsia medio pelo. A eso me parece que ayuda la búsqueda (no sé si efectiva) de hacer literatura bella con nuestro lenguaje cotidiano sin recaer en documentarismo forzoso o algo parecido. Quiero que me lea la mayor cantidad de gente posible, en definitiva, y un libro auto publicado por alguien del interior del interior lo más probable es que encuentren manos parecidas a las suyas, por lo menos en términos geográficos. El lector modelo anda por acá, digamos…
-¿Por qué y para qué escribe Jordi Altamirano?
-Escribo porque no queda otra; porque mi historia de vida, las cosas que me pasaron, mis deseos, mi gusto sencillamente se inclina hacia la literatura con el mismo impulso que tenía cuando aprendí a leer e iba todas las semanas a la biblioteca o abría cada libro de mi casa, que por suerte y por mi madre siempre eran muchos. La pregunta del para qué me parece más difícil de contestar y voy a tener que caer en la filosofía: no hay para qué, al menos a priori y por sí mismo. Capaz la finalidad es llegar a otros y tender hilos invisibles; mostrar belleza; hacer pensar, sonreír, llorar, en la medida de lo posible. Capaz es simplemente algo que pasa y me alegra que pase; entre las posibilidades de lo que podría hacer y efectivamente hago, escribo, y estoy agradecido por eso. Hace mi mundo más bello, más soportable. Y si lo hace también para otros, todavía mejor.
Sobre el autor
Jordi G. Altamirano Facino nació el 14 de julio de 1999 en Avellaneda, pero su ciudad es Reconquista. Se define como amigo de sus amistades, y como hijo de Silvia. Estudia Filosofía en la Universidad Nacional del Litoral y es asiduo generador de espacios de intercambio y charla sobre la materia. Además, escribe narrativa, poesía y dramaturgia. “Viajes” es su primera publicación.
Sobre “Viajes”
De los viajes en los cuentos que componen este libro, algunos son hacia afuera, otros son hacia adentro. Los lugares son nuestros ríos, nuestro norte y nuestro sur. Los tiempos son los nuestros. Este libro empezó a gestarse, de alguna forma, hace más o menos veinte años, cuando aprendí a leer. Hoy se materializa y mis textos cobran esta forma en el mundo; hay mística y mitología, realidad y fantasía, se dice y se muestra. Para mí, es una hermosa parada en este viaje, una mirada hacia el horizonte de lo que va a venir mientras tomo un mate.