Sobre la obra de María Beatriz Bolsi
La palabra encontrada
Por Néstor Fenoglio.
¿Cómo es la prosa de una poeta? María Beatriz Bolsi hasta aquí es una muy buena poeta santafesina, nacida en Ceres, en un entorno rural o semi rural (quiero decir que se crio en contacto con la naturaleza -como muchos santafesinos, como yo mismo- antes de venir a la ciudad) y radicada en Santa Fe desde hace años. Hasta aquí -digo-, Beatriz ha publicado varios, celebrados, volúmenes de poesía. Y no es que no hubiera incursionado en la narrativa (en medio de su sólida obra poética publicó un libro de relatos: "La vida por delante"), pero no conocemos tanto esa "otra parte".
Para quien crea que se encontrará con una suerte de prosa poética, seguramente delicada y cuidada (me apresuro a decir que Beatriz es una muy buena poeta, además de, por lo menos, docente en Letras, investigadora, gestora cultural, por varios años presidenta de la filial santafesina de la Sociedad Argentina de Escritores-Sade), llena de metáforas, tengo un primer "no" rotundo. Nada de prosa poética. Nada de Saint-John Perse. Nada del Huidobro del "Mío Cid Campeador", nada de Lezama Lima.
La Beatriz Bolsi narradora es narradora. En "Las palabras robadas" (obra publicada por Editorial Aleteo de Letras) reúne prosa variopinta, pero prosa, directa, concisa, bien escrita, muchas veces con economía de argumentos y trazos, pero prosa, buena prosa… (Es más: en tiempos de inteligencia artificial, copy paste y escritos descuidados, la prosa de Bolsi es agua fresca.
El lector goza de narrativa "juiciosa", bien hecha, precisa: un disfrute de principio a fin). Para los clasificadores y los entomólogos (abundan), incluso este libro es difícil de definir. Hay cuentos, hay relatos, hay crónicas de viaje, hay reflexiones, viñetas, aguafuertes: prosa, hermosa prosa liberada de homogeneización alguna. Clasifiquen ustedes, si quieren.
En los once cuidados textos que componen "Las palabras robadas" hay de todo. Hay tres o cuatro cuentos con su tensión y su concentrado, descarnado, desenlace (poesía y cuento son, básicamente, síntesis; ese formato lo tiene muy claro nuestra autora: puede, podría, si quisiera, incursionar en los micro relatos hoy en boga, pero no me extrañaría tampoco que vaya hacia la novela corta o la novela: Bolsi es escritora, buena, honesta escritora; puede); hay crónicas de viaje, hay relatos donde la tensión y el ritmo no son la clave.
En casi todos estos textos, pulcros, cuidados, disfrutables, no hay tramas complejas ni múltiples personajes. En general, el protagonista es uno y sus circunstancias. Hay economía en la acción. Y si bien puede ocurrir una mayor minucia en la descripción, no hay palabras demás. No me atrevería a decir que se trata de una prosa minimalista, pero definitivamente no se inscribe en el barroco americano: están las palabras que deben estar, además, reitero, bellamente seleccionadas.
Dije ya que no es la prosa de una poeta. Pero anoto frases que serían hermosos versos que firmaría con gusto: "…los pétreos rostros de dioses y guerreros en la noche estrellada…". Y también, hablando de las aves, a las que Bolsi le atribuye una "prepotencia de cielo", mientras las observa "transparentadas de altura". Belleza.
Cuando anoté al principio que Beatriz viene de una ciudad pequeña del norte santafesino, no lo hice sólo por razones "geográficas". En muchos de los textos incluidos en este volumen, está (además de la economía general ya apuntada) bien visible el adentro-afuera, la ciudad y la naturaleza. En "La visitante", cuento que abre el volumen, el interior agobia y el exterior libera y calma. Pero en "Mirar de nuevo" es exactamente al revés. El afuera y adentro juegan su propia partida en este libro. Por cierto, la rutina, la reiteración de tareas, el encierro, el yugo diario, atraviesan todo el conjunto.
También los estados de ánimo, los sentidos: la prosa está atenta al registro de lo sensorial; "el intransferible tiempo de cada uno". Siento finalmente que todo cae a la palabra. No es casual la elección del nombre del libro: "Las palabras robadas", que hace referencia a uno de los muy buenos cuentos incluidos aquí: "El bar de las palabras robadas".
Porque encontraremos, entronizada a veces; llana y simple otras, a la palabra como protagonista. La palabra acallada y la pronunciada; la que está mediada y la directa; la enseñada y la aprendida (también aprehendida; también, seguramente, hendida…); la que duele y la sanadora; la impronunciable y la que por fin puede decirse, contra todo el olvido… En palabras de la autora: "Porque fue por las palabras, o la Palabra, que construí cada día este camino". Son "Las palabras robadas". Y para mí, también, la palabra encontrada…
Disfruten, entonces, lectores, tanto como yo, este hermoso libro de palabras robadas y encontradas.