Entrevista
Nazarena Vidal: "El mejor cumplido que pueden hacerme es decirme que les hice sentir algo bello"
La joven soprano reconquistense se presentó en su ciudad natal para un concierto lírico pocas veces visto, de la mano de su talentoso profesor y pianista Horacio Castillo, más la participación especial del estudio coral ODA.
Nazarena es una cantante versátil en distintos géneros populares y una artista con experiencia en teatro musical, con entrenamiento en canto lírico (UNR). Se define a ella misma como “responsable, estudiosa, con afinidad para la actuación y mucho desenvolvimiento en el escenario”. Pero lo que más nos gustaría resaltar aquí es que es una talentosísima hija de Reconquista.
Con sus jóvenes 24 años aún se encuentra dando los primeros pasos en el ámbito lírico, pero con una deslumbrante presentación el pasado domingo 12, en la Casa del Bicentenario de Reconquista, cautivó al público local y de la región que la recibió con los brazos abiertos, en otra interesante propuesta de la Fundación ODA para acercar la música clásica al norte de Santa Fe.
Unos días después de la estremecedora función y apaciguada la carga emocional por lo vivido, Nazarena accedió a dialogar con Norte 24.
-¿Cómo llega el canto lírico a tu vida? Primero como oyente y luego como cantante…
-Probablemente, el primer recuerdo que tengo del canto lírico es escuchar a Anna Netrebko cantar el aria de “Sempre Libera” de La Traviata en una película de Disney, siempre me parecieron unos segundos maravillosos, en especial porque estaba siendo presentada en la escena por Julie Andrews, a quien también supe admirar por su trabajo en La novicia rebelde y similares. Pero realmente me surgió un interés en el canto lírico en particular cuando empecé a encontrarme con videos de Jane Powell, una actriz y cantante de los 40’s que participó de una variedad de musicales. Me cautivó tanto su técnica y color al cantar que quería poder hacer lo que ella hacía a toda costa.
-Recuerdo haberte visto en algún bar, hace años, cantando blues, soul y géneros similares. ¿Cómo y cuándo se da ese pasaje a los escenarios de la música clásica?
-Mi primer acercamiento a los escenarios fue cantando con una variedad de bandas a través de mi adolescencia, cantando blues, jazz, soul principalmente, pero verdaderamente aceptaba cualquier invitación que me ofrecieran. Yo sólo quería cantar, y rara vez encontré un género del cual no disfrutara, en especial con tantos músicos talentosos de la zona. Entré a la universidad buscando un perfeccionamiento técnico vocal, ya que siempre fui consciente de mis límites. Aprender lírico parecía un desafío interesante, pero una vez progresé a obras más complejas me di cuenta de que había encontrado una forma de expresión que me satisfacía como pocas cosas.
-¿Cómo explicarías lo que produce en vos el canto como expresión artística y humana?
-Yo veo al canto en mi vida como el canal elegido para desembocar mis emociones fuera de mi cuerpo. Siempre fui una persona que siente muy intensamente y que rara vez puede ocultar lo que está sintiendo. Por lo tanto, tiene algo terapéutico para mí el ser vulnerable frente a un público y casi forzarlo a ser vulnerable conmigo a través de la música; el arte suele tiene ese efecto en las personas.
-¿Es definitivamente la música clásica en dónde sentís que tu potencial se despliega en su totalidad?
-Creo que es un género de música que está hecho para desplegar el potencial de quien lo ejecuta, pero no exclusivamente para demostrar virtud. Se entrena hasta el límite de las capacidades técnicas porque mientras menos límites tengamos, más recursos tenemos para la expresividad, y para traer a la realidad la visión que el compositor tenía cuando escribió la obra. La música clásica es uno de los géneros más ricos en expresividad sonora, donde cada melisma, palabra, nota, ornamento, tiene un por qué, y siendo yo una fanática de la interpretación y actuación, fue lo que más me fascinó.
-Después del canto, llega el encuentro con el público... ¿de qué manera se concreta ese vínculo debajo del escenario?
-Suelo ser un poco incómoda cuando me bajo del escenario. Cuando estoy frente al público entro en mi personaje de cantante y disocio de ser Nazarena por ese rato, siempre lo hice supongo para afrontar los nervios. Pero me encanta saber qué pensó la gente, si se sintió afectada en algún momento, ya que ese es el fin. El mejor cumplido que pueden hacerme es decirme que los hice sentir algo bello.
-Y en particular.... ¿cómo viviste el hecho de cantar en tu ciudad, con tu gente, el pasado domingo? ¿Qué lo hizo especial?
-Fue algo gigante para mí. Cuando me mudé a Rosario después de la secundaria, sentí me alejé un poco de la escena musical de Reconquista y la extrañaba tanto, pero sentí que debía concentrarme en progresar mi técnica para poder cantar lo que tuviese ganas de cantar. Todavía estoy en ese progreso, que nunca se termina verdaderamente, pero estaba tan fascinada con el género operístico que quería que más personas lo conociesen. Y tuve el placer de tener el apoyo de mi profesor y repertorista Horacio Castillo que se ofreció a acompañarme en el concierto, que entendió lo importante que esto era para mí y puso todo su cariño en esta aventura de tener un concierto más propio. Cantar frente a tantas personas de mi ciudad me estremeció mucho más de lo que esperaba: en pocos momentos dejé de sentir nervios, los sentía en todo el cuerpo y temblaba, pero sólo demuestra que estar físicamente listo para hacer algo no quita la carga emocional que tienen ciertas situaciones. Por más positivo que sea el recuerdo, creo que seguiré procesando cómo me sentí por un par de meses más.