Prisión perpetua para el albañil que mató y enterró a su esposa en el baño
El tribunal lo halló culpable de homicidio calificado por el vínculo y por violencia de género. Juan Luis Chara aceptó la autoría del hecho, ocurrido en Las Toscas en 2020. Fue condenado en un procedimiento abreviado de juicio.
Juan Luis Chara descreía de su paternidad sobre el segundo hijo que criaban con su esposa en una vivienda del barrio Virgen Niña de las Toscas. A pesar de haberlo anotado como suyo, este albañil de 38 años tenía la idea fija: sospechaba que Estela Maris Gómez (35), su pareja, lo había engañado con otro hombre cuando estuvieron separados y ella, para escapar de los tormentos a la que a sometía, había recalado en la localidad de Punta Alta, provincia de Buenos Aires.
Hasta esa ciudad del sudoeste bonaerense la fue a buscar la reiniciar la relación. La convenció y volvieron a convivir en la misma casa de la urbe del norte santafesino, que a la postre sería escenario de un femicidio macabro.
Una vez acomodados de nuevo en la morada, el esposo no tardó en recriminarle a la víctima que el hijo que gestaba no era suyo. En reiteradas oportunidades, la acusó que era fruto de una relación extraconyugal y, ciego de los celos, sumió a su pareja en una espiral de violencia física y psicológica aberrante.
El maltrato cotidiano que le propinaba incluía desdén, desprecio, no la dejaban hablar en reuniones familiares sin su consentimiento, la humillaba en público, no la dejaba salir del hogar sin su permiso y tan solo con la mirada la hacía callar.
Desenlace fatal
En medio de todo ese cuadro de violencia, Chara pergeñaba su acción de femicida: día a día cavaba un pozo en la parte del baño de la casa. El desenlace fatal llegaría el martes 11 de agosto de 2020. Por la tarde, luego de una discusión, el hombre golpeó a la víctima por diversas partes del cuerpo, incluso en la cabeza, lo que provocó que cayera contra la pared de la habitación quedando en estado semiconsciente.
Con la mujer en estado de indefensión, la ató con una soga tanto en los miembros inferiores como en el cuello. Con las pocas fuerzas que tenía y desesperada por ver la muerte tan cerca, Estela Maris luchó tratando de sacarse las ataduras. Pero su marido no le dio ninguna oportunidad y la ultimó por asfixia mecánica con la misma soga.
De ahí en más, Chara se dio a la tarea de ubicar el cuerpo en el pozo que estaba preparando desde hacía dos semanas, lo cargó con arena y tierra, lo mojó y lo dejó listo para realizar el contrapiso, hormigón que luego realizó con ayuda de dos vecinos.
En busca de coartada
Consciente del crimen cometido, buscó darse una coartada: comenzó a utilizar el aparato telefónico celular de la víctima fingiendo ser ella y manifestándole a una amiga que se iría a vivir sola al campo; le contó a su hijo de 10 años que su madre se había ido a vivir sola; envió mensaje de WhatsApp al celular de su esposa asesinada pidiéndole que vuelva, los cuales respondía él mismo.
Y, por último, el 13 de agosto de 2020, dos días después de matar y tras llevar a sus hijos hasta un cajero automático ara hacer una extracción con la tarjeta se su cónyuge, fue hasta la comisaría local y radicó una denuncia de pedido de paradero.
De nada le sirvieron tantas artimañas desplegadas para borrar la sangre de sus manos homicidas. Por la tarde, una comisión policial accedió a requisar su domicilio. Numerarios de la Agencia de Investigación Criminal de Las Torcas advirtieron un contrapiso de un metro cuadrado que servía como escalón en el antebaño. Lo rompieron y debajo dieron con al cadáver de Estela Maris.
Condena aceptada
Chara quedó detenido hasta la mañana de este viernes cuando el tribunal pluripersonal conformado por los jueces Natalia Palud, Martín Gauna Chapero y Mauricio Daniel Martelossi le dictó la condena a prisión perpetua por ser penalmente responsable del delito de homicidio calificado por el vínculo y por violencia de género. El imputado aceptó expresamente la responsabilidad penal por los hechos atribuidos y la calificación legal adoptada y firmó al pie de la sentencia a la arribaron las partes en el marco de un procedimiento abreviado de juicio
El acusador fue el fiscal Norberto Ríos, de la Unidad Fiscal Las Toscas, en tanto actuó como defensor público el abogado Arnaldo Binaghi Mussín.