Fiesta de San Juan Bautista
Una tradición que se sostiene en Reconquista pese a la ausencia de Edgardo "Pinky" Aguilar
El histórico militante justicialista era encargado de propiciar el encuentro de fe, ahora sus hijos y amigos se pusieron sobres sus hombros venerar al Santo.
Pese a la fría noche que se vivió en la ciudad de Reconquista, ayer cientos de seguidores de se dieron cita en la tradicional esquina de Ludueña y Bulevar Lovatto. En el comienzo de la noche hubo palabras de bienvenida a cargo de amigos de "Pinky" Aguilar que diariamente compartían juntadas en su taller.
Pese a que la centralidad de esta fiesta es el paso sobre las brasas que hacen los promeseros, este año sin lugar a dudas el recuerdo del histórico organizador de estos encuentros fue más fuerte. “Gracias a todos ustedes por tener esa fe, por tener esa confianza”, dijo uno de los amigos de Aguilar oficiando de maestro de ceremonia.
“Estoy muy contento de que esto se continúe, que esto no se quede, que esto se siga haciendo, porque estas cosas son maravillosas y tienen un género que es muy espiritual. Porque los espíritus no se mueren”, aseveró el improvisado locutor.
Sentido de pertenencia
En representación de la familia, Mariana Aguilar expresó “es una noche muy especial. Es la primera fiesta de San Juan Bautista que organizamos los hijos junto a los tíos y a Hugo Gómez que siempre nos acompaña”.
En esa misma línea dijo que sentía que su padre los estaba acompañando, “es difícil para nosotros seguir con este legado”, señaló visiblemente emocionada. Manifestó Mariana Aguilar su agradecimiento a la gente por haber asistido pese al frío, “les pedimos que nos acompañen para mantener esta tradición”, mencionó.
Antes de finalizar agradeció a sus hermanas que la acompañaron en la organización, “a mi hermano Aldo, que va a empezar el pasaje de las brasas como un homenaje a nuestro padre, y al santo”, concluyó la hija del recordado Pinky Aguilar.
Sobre las brasas
Desde muy temprano varios leños estaban encendidos, generando una base de brasas bastante grande para que aquellos que hicieron una promesa puedan cumplirla, con una decena de inscriptos arrancó la noche, con sangre nueva que está destinada a mantener la tradición.
Pero una sorpresa más tenía prevista la noche para los que asistimos a la Fiesta de San Juan Bautista, es que a la ofrenda y el sacrificio al Santo que es el cruce de las brasas, se sumó un estudiante italiano que está en nuestra ciudad haciendo un intercambio. De inmediato esto generó mucha emoción entre los que asistieron al encuentro, una manera de que esta tradición supere los límites de la República Argentina.
Todavía faltaba la quema del muñeco, gesto con el cual cierra esta veneración que se hace en la ciudad y ya muchos pensaban que esta historia debía continuar en el tiempo pese a la ausencia de su mentor, “que no se pierdan estas cosas porque son cositas que van quedando de nuestra ciudad, estas cosas que no tienen que perderse, mientras existan algunos de nosotros que tengamos ganas de seguir con esto”, dijo el músico Hugo Gómez quien acompañó en la organización a la familia de su amigo entrañable.
Tradición que se exporta
El último en pasar fue Isacco Monzani, un joven proveniente de un pueblo de Italia que está de intercambio en Argentina desde al año pasado y fue invitado a hacer el tradicional cruce de las brasas. “Argentina me trata de diez”, dijo el italiano con casi acento norteño. “La verdad que un amigo me invito a venir acá y me dijo que era una tradición y yo acepté”, respondió cuando Norte24 lo consultó sobre su experiencia de pasar sobre las brazas.
“Quería hacer esta ofrenda a San Juan Bautista y verdad que me gustó mucho”, señaló con una amplia sonrisa. Dijo que va a guardar ese momento en su memoria cuando vuelva a su país. Agregó que sintió un poco de miedo y de tensión antes de pasar, “creo que es normal”, se conformó.
“Fue una promesa por Argentina, porque me queda una experiencia que no se olvida”, dijo el estudiante europeo, que además comentó que el mes próximo ya vuelve al viejo continente con muchos recuerdos de la ciudad que le abrió las puertas.